lunes, 11 de junio de 2007

PARENTESIS

Desolados nos despedimos de Kiev, en lo que esperamos sea solo un corto parentesis. Volvemos a España. Mañana volveremos a estar cerca de todos vosotros, más cerca materialmente, porque la cercanía real, esa que se siente en el alma, esa ha existido estos días que hemos estado lejos de casa, más que nunca. Nos habeis acompañado en cada minuto, en cada kilómetro, en cada lágrima. Habeis sido, todos los que habeis hecho crecer de una manera tan espectacular el contador de visitas de este blog, los mejores compañeros de viaje. No desearíamos otros mejores ni más queridos. Volvemos con el alma arrasada, buscando la cura que solo el hogar y los brazos de nuestro hijo, sabemos, nos va a procurar. Suponemos que esto , como digo, será un corto, paréntesis, un obstáculo más, o una baldosa más en el camino que nos conduce a Teresa, la niña del corazón , que nos espera en un rincón desconocido, de un orfanato desconocido, de cualquier ciudad de esta querida Ucrania. Va a tener que esperarnos un poco más, pero es la condición necesaria para llegar a ella. En este momento, montones de barreras burocraticas y legales impiden que su cabecita asome tras cualquier esquina de papel buscando nuestra mirada. Esas barreras, parece ser, van a ir cayendo en las próximas dos o tres semanas, y entonces, será posible, al fin, recorrer el final del camino hacia ella. Así lo deseamos, con todas, nuestras fuerzas, porque ya la hemos hecho nuestra hija, sin conocerla, porque cada lágrima derramada en estos días, ha sido consecuencia de la seguridad de que Teresa estaba en algún sitio, que eramos para ella y ella para nosotros. Nuestra hija, es nuestra hija ya, aunque no la conozcamos, y la queremos, y sabemos que la espereais para quererla. Mañana volaremos, sobrevolaremos de nuevo los Alpes, por encima de las nubes, pero no contemplaremos la imagen con el sentimiento y la emoción que la contemplamos hace quince días, cuando ante nosotros se abría la perspectiva amorosa del abrazo cercano de nuestra niña. Eso si, nos espera el abrazo de Lennon, que es lo más valioso que poseemos Mayte y yo, nuestro tesoro. Volveremos a caminar Kiev, y volvereis a acompañarnos en este viaje, atravesando con nosotros el tiempo y el espacio que nos conducirá a Teresa. Os queremos.

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